Celebra la vida a lo grande con el éxito del Yakifest 2025.

La noche del 5 de febrero será una fecha que jamás olvidará en su vida Luis Alfonso Partida, El Yaki, con un lleno total en el Auditorio Nacional, emociones desbordadas y celebrando un año más de vida, así arrancó su gira Yakifest 2025 en Ciudad de México.
Con más de 10 mil personas siendo testigo de su felicidad esta noche se convirtió en la más especial para el cantante pues no solo el público se le entregó, sino que estuvo rodeado de grandes amigos en una velada llena de regional mexicano que duró poco más de tres horas.
A las 20.30 horas, la tercera llamada del Coloso de Reforma se escuchó para que el sinaloense saliera a entregarlo todo, interpretando los temas El Sinaloense, Mi Gusto Es, Corrido de Mazatlán, Nomas este Rey, Dos Hojas sin Rumbo, como el Primer Día, para hacer una pausa y desde el escenario con llanto de alegría decirle a su mamá presente “Lo hicimos mamá, esta noche lo hicimos”.
Déjalo Así, Cada Vez te Extraño más, Acá Entre nos, Te Presumo, Porque Te Quiero, La Mejor de Todas, Fallaste Corazón, Primero Tú, Ándele pues Terco, Dile a tu Orgullo, Me Gusta Todo de ti, entre otras, fueron parte de las más de 52 rolas con las que el cantante puso a gritar y corear a todo el Auditorio.
Pero las sorpresas venían un poco más adelante, pues alrededor de las 22.00 horas, aquello se desbordó cuando los invitados empezaron a subir al escenario, así el primero en aparecer fue El Bebeto con quien cantó Lo Legal y Seremos, después aparecieron Jessie Uribe, El Trono de México, Toño Lizárraga, Los Dos de la S.
La emoción incrementó cuando el ex vocal de la Banda El Recodo, salió acompañado de Jorge Medina y Josie Cuen con quienes cantó La Llamada de mi Ex, Ya es muy Tarde, Cuéntame, Que me vas a Dar y La Suata; Juanma también hizo lo propio, además de Sucesión M, CKan, Enigma Norteño, Los Dos Carnales, así como Luis Ángel El Flaco. Haciendo del evento una gran fiesta no solo de cumpleaños sino del Regional Mexicano.
El Yaki y sus compas son de carrera larga y bien fiesteros, por lo que aunque el Auditorio Nacional encendió las luces y apagó los micrófonos, todos los invitados y el anfitrión continuaron complaciendo a su gente con más temas a capela, mientras que el público fiel no se movía de sus asientos pues querían más y más música de parte de sus ídolos.